En el marco de los actos de la XXIV Semana de la Arquitectura, el miércoles 8 de octubre, a las 13 horas, tendrá lugar
la colocación de la Placa Docomomo en el Colegio Aljarafe (1969 /
1971) de Fernando Higueras y Antonio Miró.
Con esta actividad, en colaboración con el Instituto
Andaluz del Patrimonio Histórico y la Fundación Docomomo
Ibérico, se busca reconocer la arquitectura del movimiento moderno, parte
esencial de nuestra cultura del siglo XX, así como impulsar su protección
patrimonial y conservación.
Colegio Aljarafe (1969 / 1971)
El Colegio Aljarafe es un exponente de la penetración de
nuevas tendencias en docencia en la Andalucía del tardofranquismo, a lo que
contribuyó el diseño del edificio en aspectos clave como su marcada
horizontalidad, una composición sin jerarquías, y la riqueza y variedad de los
espacios comunes. A nivel local, el colegio supuso un centro comunitario para
el incipiente desarrollo metropolitano en este entorno.
El edificio ocupa un rectángulo que busca la orientación
óptima para las fachadas longitudinales. Consta de dos plantas, principalmente
de aulas, y un semisótano con espacios administrativos, comedor y cocinas. El
programa se dispone en dos hileras paralelas dispuestas a lo largo del
edificio, con espacios transversales de distribución y servicios en el centro y
en los extremos. En los espacios intermedios se abren dos patios y un
polideportivo. En el extremo sureste, un graderío semicircular se hunde en el
terreno.
La estructura vista de hormigón armado tiene unas
características vigas que se desdoblan en las de atado, con una estricta
modulación que se extiende a la sección constructiva y las aulas. La cubierta y
el forjado de primera planta vuelan sobre las fachadas, formando amplias
galerías que protegen las aulas del sol, y una marquesina sobre el acceso
central.
Los espacios exteriores y de recreo reflejan el interés del
proyecto educativo por el paisaje, la naturaleza y la flexibilidad de uso. El
acceso principal se hace a través de un paseo de cipreses, flanqueado al sur
por un bosquecillo, huertos y el jardín de recreo de infantil. Además de los
campos de deporte, en torno al mencionado graderío se dispone una arboleda en
terrazas circulares. El patio principal cuenta con una fuente y parterres a eje
con naranjos y en el patio menor había también un ciprés.
Tanto el proyecto educativo como el diseño tienen un
antecedente claro en el Colegio Estudio de Madrid, de los mismos arquitectos.
También en la Unidad Vecinal de Absorción de Hortaleza (1963), en la que Miró
ya usó los espacios de circulación para cualificar espacialmente una
distribución racional y sencilla en geometría.
Miguel Torres García
Fotografías: Juanca Lagares