Miércoles, 2 de julio de 2025

La restauración de la Cisterna romana de 'La Calderona', de Pablo Millán, Premio Vandelvira

El Colegio Oficial de Arquitectos de Jaén ha reconocido con el Premio Provincial de Arquitectura y Urbanismo “Andrés de Vandelvira”, en su XI edición, el proyecto “Cuando el espacio lo construye la ruina y el tiempo. Restauración y puesta en valor de la Cisterna romana de 'La Calderona' de Porcuna (Jaén)”, obra del arquitecto Pablo Millán.

El Premio “Andrés de Vandelvira”, convocado con carácter bienal, tiene como objetivo elegir la mejor realización dentro del campo de la Arquitectura y el Urbanismo que se haya llevado a cabo en la provincia de Jaén en el período 2020-2024.

Esta iniciativa cuenta con la colaboración de distintas instituciones y organismos que, junto al Colegio Oficial de Arquitectos de Jaén, tienen el propósito de incentivar y distinguir las actuaciones que incidan favorablemente en los ámbitos de la arquitectura y el urbanismo en la provincia.

Restauración de la Cisterna romana de 'La Calderona' en Porcuna, de Pablo Millán

Enmarcado en el ámbito de la edificación, el proyecto ha contado con la participación de los arquitectos técnicos José Miguel Fernández Cuadros y Javier Serrano Terrones, el ingeniero Javier Bengoa DíazInmaculada Cervera Montilla, Cristian Castela González, David Vera García, Antonio Castro Carmona, Pilar Aragón Maza, Luis Alberto Carretero López y ARQVIPO Sociedad arqueológica.

Ubicada sobre la ciudad romana de Obulco, la cisterna es un depósito de agua que se presupone vinculado a una infraestructura hídrica del municipio. El paso de los siglos y el devenir de la historia fueron añadiendo sucesivas capas que contribuyeron a que la edificación preexistente quedase definitivamente sepultada, tanto en el aspecto físico como en el de la memoria.

El proyecto de restauración y apertura al público requirió de una compleja intervención atendiendo a las circunstancias del territorio. En primer lugar, para acceder a la cota de la cisterna resultaba imperativo levantar un edificio de nueva planta, que sirviera como centro de recepción de visitantes e integrara a su vez la rampa de bajada. La búsqueda de un acceso a la cisterna acabó generando como añadidos una nueva construcción, un puente y un túnel bajo las viviendas.

Este trabajo se ha generado entre dicotomías. Por un lado, tenemos la arquitectura patrimonial, presente tanto en la cisterna romana como en todas las edificaciones domésticas aparecidas durante la intervención arqueológica. Por otro lado, nos confrontamos con una arquitectura bajo rasante, cerrada, oculta, en la que no entra la luz y, frente a ella, planteamos un nuevo espacio abierto, claro, diáfano. Establecemos así un diálogo entre una arquitectura casi excavada, a modo de cueva, y una nueva construcción que debe contener un planteamiento estereotómico, moviéndose entre la cabaña y un espacio mínimamente construido. Se trata, en definitiva, de un proyecto basado en la interrelación de realidades opuestas y que, frente a la complejidad, propone un discurso sustentado en la sencillez de una arquitectura limpia, geométricamente precisa que no entre en conflicto con la arquitectura heredada.

Fotografías:  Javier Callejas