Conversar es hablar con otras personas, habitar en compañía de otros, tratar, comunicar, narrar. Y todo ello, ha tenido lugar en las sesiones de tarde de la XXIII Semana de la Arquitectura de Sevilla que, este año, ha organizado el Colegio como novedad de la XXIII Semana de la Arquitectura.
Un nuevo formato, bajo el nombre de conversatorios, en los que se han sentado a charlar arquitectos, arquitectas y artistas, para abordar la relación arte/arquitectura desde puntos de vista muy diversos.
Un formato menos encorsetado, que nos ha permitido llenar más los pulmones para respirar y poner en el centro de los debates la relación entre arte y arquitectura. Conversatorios también con el público, que ha dejado de ser receptor pasivo para poder intervenir.
Estos conversatorios
se inauguraron el martes 8 de octubre con la sesión "No
intencionalidad", protagonizada por Guillermo Weickert (creador
escénico) y Fran Pérez (arquitecto, escenógrafo y artes vivas),
en el que hablaron de la espontaneidad y el goce; el dejar espacio para que otras personas y
cosas lo ocupen; de mirar lo ordinario de forma extraordinaria, de dejar que
las cosas te hablen; de estar en medio, en tierra de nadie; de terrenos
difusos, pantanosos, pero súper interesantes; de lo procesual y no tanto; de lo
conceptual; de la comunidad y de amigas/os…
A continuación, tuvo
lugar el segundo, "Confluencia", que contó con la artista Ana
Barriga; la artista y diseñadora Laura Molina, y el
arquitecto, gestor cultural y coleccionista, Pedro Font. A lo largo de este debate, los participantes hablaron de mirar lo ordinario de forma extraordinaria, del atrevimiento para llegar a otros lugares; de vandalizar tu propia obra; de remover y agitar; del respeto a la artesanía del hacer; del encuentro de materiales con naturalezas distintas, y del mercadillo y las segundas oportunidades.
El miércoles 9 de
octubre tuvieron lugar dos conversatorios. En el primero de ellos, bajo el título
"Intangible", participaron el arquitecto y cineasta Carlos
Violadé y el arquitecto y músico Rubén Alonso. Un encuentro en el que se habló de ser artista, en tanto que necesitar dedicarse a los procesos artísticos y se cuestionó la figura del arquitecto-artista como hombre, solo, haciendo proyectos muy espectaculares, “era algo que representaba justo lo que no queríamos ser”, indicó Alonso. Además, se abordó la idea de habitar una cueva; de escucha; de reconocer cosas cercanas en lo lejano, lo propio y lo extraño; de compartir la fascinación; de vocación social y dimensión colectiva; de los tiempos largos; la renuncia, y el sol del membrillo.
Por su parte, el
segundo conversatorio "Percepciones", estuvo protagonizado por la
historiadora y comisaria artística María Arregui, el artista Daniel
Bilbao y la arquitecta y fotógrafa Elena Morón. A lo largo de este debate, los participantes dialogaron sobre el proceso curatorial, del ruido blanco, de la verdad sin filtros de los niños, del peso de lo visual, de la palabra, de crear con música, del lenguaje de signos, de justificar el arte, de los contextos y las matemáticas, entre otros temas.
El jueves 10 de
octubre estaban programados tres conversatorios. El primero de ellos, bajo el título
“Rastro”, contó con el artista Manuel M. Romero y el arquitecto y
artista visual Jorge Yeregui. Un diálogo en el que se habló del concepto
de rastro, "una palabra sencilla que define nuestro trabajo, nuestra
búsqueda. Cómo utilizamos cada uno los rastros".
Por su parte, en el
segundo conversatorio, “A.Ficciones”, con el artista Dionisio
González y la arquitecta Marta Pelegrín, se debatió sobre las
arquitecturas del arte.
Finalmente, tuvo lugar
el conversatorio “Ida y vuelta”, con el artista Norberto Gil y el
arquitecto Antonio Cruz, en el que se planteó la influencia de la
arquitectura en la pintura y viceversa, ¿qué hay de otros artistas en
nuestra obra?
Los conversatorios de esta
XXIII Semana de la Arquitectura han enriquecido el debate sobre la intersección
entre arte y arquitectura, abriendo nuevas perspectivas y diálogos entre las
disciplinas.