Jueves, 12 de septiembre de 2024

Con la licitación de Torre de la Plata, Sevilla pierde

El cargo que ocupo exige una posición calmada y reflexiva, no reaccionar con ímpetu ante algunas noticias que, en ocasiones, asaltan la ciudad. Esta condición, además, forma parte de mi manera de ser, parar y pensar antes de actuar. Por esto mismo, el Colegio de Arquitectos no puede permanecer en silencio ante un hecho como el que acaba de suceder con la convocatoria de la licitación para el entorno de la Torre de la Plata.

De todos es sabido la complejidad de la intervención que supone este proyecto, por el valor patrimonial de las arquitecturas heredadas que allí confluyen, con superposición de elementos de diferentes épocas, por la presencia de niveles arqueológicos aún por determinar y de un nivel freático muy superficial. Es por ello que en diciembre de 2022 se nos convocó, en varias mesas de trabajo, a representantes de diversos perfiles de la ciudad -vecinal, técnico, empresarial, patrimonial, investigador, etc.- para analizar, estudiar y proponer qué era lo más oportuno para este espacio. Fruto de estos encuentros, aunque inacabados, se concluyó sobre la necesidad de un concurso abierto que nos permitiera buscar la mejor de las opciones para Torre de la Plata, un espacio patrimonial complejo, sensible, al tiempo que una oportunidad.

Lejos de esta idea, en el mes de agosto nos sorprende la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla con la convocatoria de una licitación, que no un concurso, y con un plazo de 15 días, para la presentación de propuestas sin claridad alguna en los objetivos de estas. No es posible poder proyectar sobre ámbitos con tantas incertidumbres y, de hacerlo, sabemos que es algo abocado al fracaso. Al no convocar un concurso abierto, renunciamos a generar el necesario debate en la ciudad y a convocar un jurado que pueda valorar todas las propuestas en la búsqueda de lo mejor para la ciudad.

Las condiciones de la licitación de Torre de la Plata motivan este texto hoy, pero no es algo excepcional. Ya ha ocurrido con la Fábrica de Vidrio de la Trinidad, por citar uno de los más recientes, y tenemos por delante otros espacios de la ciudad que ya nos hacen temblar, como la Alameda de Hércules o el Mercado de la Carne.

No podemos hacer buena arquitectura en el marco de estos pliegos de condiciones. Sevilla se merece otra forma de hacer, un modelo de ciudad que respete los tiempos de los procesos y que no imponga el sinsentido de los plazos y presiones políticas al buen hacer. Los y las profesionales de la arquitectura también merecemos que nos dejen hacer nuestro trabajo con tiempo y recursos para que demos lo mejor. En 15 días -que tras una reclamación del Colegio de Arquitectos se consiguió que se ampliaran a 30- no se puede entender este proyecto ni ofrecer una propuesta que tenga en cuenta todo lo que converge en Torre de la Plata.

Hace unos meses, en el I Congreso de arquitectas y arquitectos de Sevilla “La casa está ardiendo”, la Gerencia de Urbanismo se comprometía a que todos los pliegos de concursos y licitaciones pasarían por el COAS para su revisión. A día de hoy, seguimos esperando que esto se produzca, con la consiguiente pérdida de confianza del colectivo en nuestras instituciones y, sobre todo, con el convencimiento de que, en estas condiciones, perdemos todos y todas, pierde Sevilla.

Desechemos los trámites de urgencia y las prisas con el patrimonio. Estamos a tiempo de convocar un concurso de ideas con jurado a la altura del entorno patrimonial del que hablamos, con plazos que posibiliten que las mejores propuestas, razonables, creativas, sensibles y realistas, surjan de quienes hacemos arquitectura, y de poner sentido común y buen hacer en la gestión de la ciudad.

Nuria Canivell

Decana del Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla